viernes, 27 de febrero de 2009

ARCANGELES (Segunda Parte)


“Arc-” procede de la palabra griega que significa “principal o jefe” de modo que Arcángeles significa “ángeles jefes” (jerarcas). En el Cristianismo y el Judaísmo, los cuatro más comúnmente conocidos son: Miguel, Rafael, Gabriel y Uriel. Interesantemente, el ser humano no dio nombre a los Arcángeles. Sus nombres son el sonido real de su vibración. Es la voz del Arcángel. A pesar de que esas vibraciones son inaudibles para el oído humano, los clariaudientes pueden escucharlas. Esas vibraciones son emanaciones de Luz, que nosotros experimentamos como color, sonido y significado. Las letras de las lenguas antiguas no son sino símbolos de esos sonidos. Todos los nombres de los Arcángeles acaban en EL, que en lenguas antiguas como el hebreo y el egipcio significa Dios. El nombre del Arcángel Rafael en antiguo egipcio se pronunciaba Ra-Fa-El. En su lengua, RA significa Sol y FA significa vibración. Por lo tanto, Ra-Fa-El literalmente significa Sol-Vibración-Dios. Rafael es el Arcángel cuyas vibraciones nos dan energía y poder – Energía Etérica.

Los Arcángeles son Seres Espirituales Sagrados que se proyectan a sí mismos en el Universo, construyen y gobiernan sin perder su Unión-Armónica con Dios. Los Arcángeles pertenecen a los Reinos del Ser, lo que significa que están en el Eterno Ahora. A la inversa, nosotros, como espíritus, pasamos de los Reinos del Ser a la Existencia para encarnar. Nos convertimos en seres humanos, nos introducimos en el mundo y tenemos experiencia del tiempo. Como humanos, tenemos una sensación temporal de separación de Dios, mientras que los Arcángeles no. Una vez completadas nuestras reencarnaciones humanas, regresamos a los Reinos del Ser, enriquecidos en comprensión por nuestras encarnaciones de un modo que los Arcángeles no pueden entender. La procedencia de una orden Arcangélica hace a la humanidad una hermana real de los otros Arcángeles.

Ahora, imaginad dos niños que son hermanos. Han vivido siempre en una habitación llena de luz. Incluso en estas condiciones, aún no pueden entender realmente lo que es la luz. Sin la experiencia de la oscuridad no pueden apreciar la luz en la que viven. Ahora, sacad a un niño de la luz por un momento y enseñadle lo oscuro de la noche. Ahora ese niño entenderá la luz mucho mejor que su hermano que no ha visto nunca la oscuridad.

Algo similar ocurre con los Arcángeles y el hombre. Los Arcángeles nunca abandonan los Reinos de Luz para adentrarse en la dualidad y experimentar la oscuridad. Nunca se sienten separados de Dios como lo hacen los humanos en la existencia. Aún, los seres humanos tienen una ventaja a su regreso a los Reinos de Luz en el Ser – han obtenido una comprensión más completa que la que tienen los Arcángeles. Paramhansa Yogananda se refería a esta ventaja al decir: “La forma humana es superior a la de los Ángeles. El ser humano es el ser más elevado en la Creación.”

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